jueves, octubre 11, 2007

Desde la terracita


"Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible."

William Shakespeare

Una de las cosas que teníamos en común mi papá y yo era la revista Selecciones. Era de rigor leer La Risa Remedio Infalible, los dramas de la vida real y todos los chistes que hacían pie de página a los artículos. De él heredé una revista de 1969 cuando creo que ni siquiera conocía a mi mamá. El relato que más recuerdo de esa edición fue el Desastre de Huarás, un terrible desprendimiento de hielo creo que en Perú. Poco a poco me fui haciendo de otros ejemplares: tengo uno de Hong Kong de los 80´s, una edición en Inglés, la que Noriega mandó a retirar del mercado por el artículo “El Drama Ignorado de Panamá” y muchas más de los ochentas y principios de los 90. Cuando los Wallace murieron, su ideal de una revista variada persistió, pero la revista ha cambiado mucho. Aunque aún la compro todos los meses, usualmente no las guardo pues casi quieren competir con los periódicos en velocidad. En esta era del internet o eres veloz o eres bueno. Me gustaría que se aferraran a lo último, pero aún así, de vez en cuando vienen a mi memoria pequeños pedazos de artículos que me han gustado especialmente.

No sé porqué, desde hace unos días he estado recordando el artículo que siempre me viene a la memoria por el consejo “Florece donde estés plantada(o)”. Se llama en realidad “Seis reglas para una vida Feliz”. Escarbando entre viejas cajas luego de su mudanza, una señora encuentra el diario de su tia abuela, quien a pesar de ser solterona por una tragedia en la que murió su novio y obligada como pobre que era, a vivir con sus parientes, siempre mantenía una sonrisa y buena actitud ante la vida...Los dejo con sus consejos:

He reflexionado mucho sobre mi problema y me he trazado una serie de reglas por las que habré de guiarme en la vida. Me propongo que sea una diaria disciplina. Rezo por que mi plan me libre del funesto pantano de la desesperación. “Tiene” que ser así:

La sencillez de las reglas por las que mi tía Grace pensaba vivir me dejó maravillada. Se propuso para todos los días:

1. Hacer algo por el prójimo
2. Hacer algo para bien mío.
3. Hacer algo que no me guste, pero que sea necesario
4. Practicar algún ejercicio físico
5. Practicar algún ejercicio mental
6. Componer una oración original que comprenda siempre la enumeración de mis bendiciones.

No me preocupa mucho cuán bien cumpla yo con las reglas de Grace en tanto las siga diariamente. Me reconozco cierto mérito si escribo una carta siquiera; o si desempolvo un estante. Resulta asombroso ver cómo la satisfacción obtenida de la realización de alguna tarea modesta a menudo me capacita para continuar y cumplir otras.

¿Es posible vivir según determinada fórmula? Lo ignoro. Yo sólo sé que tras empezar a vivir guiándome por estos seis preceptos, me he interesado más por los problemas ajenos y, en consecuencia, me encuentro menos “enterrada” en mí misma. En vez de gemir en la autocompasión, he hecho mío el lema de tía Grace “Florece en cualquier parte que estés plantada”. Nardi Reeder Campion

¿No les digo? Por algo tengo una caja llena de Selecciones esperando un mueble digno de ellas.

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